jueves, 10 de mayo de 2012

Una de terror

¿Sabéis qué? En ocasiones veo muertos......

En concreto ocho horas diarias. Claro que al principio no sabía que lo eran porque mi idea de la muerte era mucho mas básica: algo quieto, pálido y frío que en realidad debería ser cálido y radiante.

Sin embargo ahora sé que hay otro tipo de muerte: la muerte en vida. Por cierto que ahora que lo escribo me suena a pecado, y seguramente lo sea; al fin y al cabo qué pecado puede haber mas grande que despreciar el mayor bien que nos ha sido dado. Y no hablo de los suicidas, pobrecitos;
No. Hablo de esos seres animados, semovientes, que sin embargo se muestran mas inertes que algunas de las plantas de mi terraza. Hablo de los Nosferatus y Condes Drácula de hoy en día, de los vampiros - nada atractivos - de alma fría y simplona que se alimentan de la energía de quienes les rodean.

Poquito a poco.....porque de entrada  sólo parecen ocupados. Nada grave. Sin embargo con el paso de las horas, de los días, de las semanas, su monótona rutina del monosílabo se apodera de todo lo que les rodea, incluida una, que día a día escucha el sonido de su propia voz como un eco cada vez mas lejano, mas débil, perdido en la niebla de la indiferencia. Mis buenos días se convierten en un suspiro, mi voz en un vacío y mis risas son como el agua bendita: les corroen, les dañan, les distraen, les molestan...

Todo esto tiene dos aspectos particularmente terroríficos para mi.

Uno, que sin darte cuenta te van convirtiendo en uno de ellos porque semana a semana he notado como mis energías han ido mermando, mis ganas de conversar se han debilitado y mi esperanza de volver a la vida ha llegado a niveles mínimos.

El otro es la certeza de que lo que para mi son ocho horas de tortura para ellos son veinticuatro de no-vida, porque pasan así cada uno de sus momentos, con todas sus neuronas convencidas de la misma idea enfermiza: la nada.

Y ahora yo me pregunto: ¿Qué vida es esa que no se vive? ¿Qué vida es esa cuya única razón de ser es la obligación a la que nos lleva la necesidad? ¿ Qué vida es esa que pasa de largo ante el latir de un corazón ajeno? Una vida en la que negamos todo lo que nos hace humanos no es vida ni es nada. Una vida sin vida es un insulto para quienes ya no están aqui.

La Vida, la de verdad, está llena de sangre caliente, de mañanas sonrientes, de palmadas en la espalda, de ratitos para un café, de sonrisas al infinito y de alegrías compartidas. Vivir es buscar el momento de crear felicidad y me saca de quicio pensar en quienes hubieran aprovechado hasta el último aliento la oportunidad de seguir viviendo la Vida con todo lo bueno que ofrece pero ya no pueden.

Hoy estaba enfadada por tener que pasarme los días crucifijo en mano combatiendo al maligno, pero ahora supongo que me ha tocado ser la rubia de la familia Adams y que aunque ellos me vean fea y molesta el mundo está lleno de gente que me ve como yo soy: con mas energía de la que me cabe en el cuerpo y con luz suficiente para convertir en ceniza a cualquier draculín del tres al cuarto.

Vade retro!!!



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