martes, 1 de septiembre de 2015

Continente y contenido

Hace dos días estaba dando un paseo por uno de los centros comerciales que hay cerca de mi casa, uno de esos donde de vez en cuando te cruzas con la versión rusa de Julia Roberts en Pretty Woman, con sus bolsas, modelazos y cutis perfectamente diseñados, "libando" de tienda en tienda como abejitas recolectoras.

A veces me gusta fantasear en esos escaparates de alto standing y fingir que tengo dinero suficiente para comprar lo que quiera. Lo miro todo y pienso; este  bolso, este vestido, estos zapatos... y por un rato me siento genial. No es que me sienta mal como estoy, ¿Pero a quién no le gusta soñar despierta un rato?

Sin embargo en ese paseo de hace dos días algo me pareció obsceno. Cumplí con mi ritual habitual inspeccionando escaparates llenos de zapatos a 400 euros, vestidos a 1500 y bolsos a 1200. Había un bolsito pequeño, nada especial a mis ojos, que costaba exactamente eso: 1200 euros. A simple vista nada justificaba ese precio. Será por el diseñador, pensé. Y entonces sentí desprecio. Me pareció inmoral que un bolsito de nada, donde apenas cabe mi flamante cartera de Stradivarius, pudiera costar lo que gano en un mes de trabajo.

Yo respeto que cada cual gaste su dinero en lo que quiera, pero me cuesta aceptar que ciertas cosas cuesten lo que cuestan porque los ha diseñado tal o cual tipo. Me parece poco decente que al mismo tiempo que miles de familias huyen del horror cruzando el mar a riesgo de sus vidas, un tipo, un Fulanito de Tal, pretenda vender un bolso vacío por 1200 euros.

No critico a quien lo compra pero sí a quien lo vende. No están los tiempos para faltarle el respeto a la realidad. Y es una realidad llena de dramas, de guerras, de sufrimiento, de necesidad y miseria. Ya se que estos "diseñadores" no están pensando en los inmigrantes sirios cuando crean un vestido, pero podrían tener la decencia de rebajar el precio de sus egos y disimular su afán de enriquecerse intentando no sacar un beneficio del 1000% en cada pieza.

¿Qué puede justificar que un bolso cueste 1200 euros? Un bolso en el que no cabe una vida, una historia, un hogar... un bolso sin contenido.

jueves, 2 de abril de 2015

Dulce? espera

Justo escribí el título y me levanté a devorar el último vestigio de helado de vainilla con nueces de Macadamia que había en el congelador. Mas que nada porque no tengo ningún problema con el azúcar, aunque me hayan hecho creer que si en algún momento.

¿Sabéis esa gente que vive pensando que le pasa de todo cuando en realidad no les pasa nada? Pues mi embarazo ha sido lo contrario....

Llevo un embarazo de puta madre. No he tenido una sola nausea, ni una sola! Estoy de siete meses y medio y sólo me ha engordado la barriga, me siento bien, no me duele nada, duermo igual que siempre ( vale, mal, pero igual que siempre), estoy lúcida y rápida, hiperactiva para no variar....en fin, todo perfecto!

Sin embargo los médicos se han encargado de amargarme el embarazo a cada paso que he dado, únicamente por su empeño en ver males donde no los hay.

Ya de entrada en la primera visita, la matrona me dijo que no volvería a atenderme ella porque por mi edad era un embarazo de alto riesgo y por tanto tendría que ver a la tocóloga de  ahí en adelante una vez al mes. ¿Alto riesgo por la edad? ¿Pero tu me has visto? En fin.... Nunca pensé que a los 41 ya me considerarían una anciana, pero en estos temas de embarazo parece que si.

En la primera visita a la tocóloga primer susto: análisis, screening y de resultado alta probabilidad de síndrome de down, así sin anestesia. Y que me tengo que hacer la amniocentesis, esa lindeza de prueba en la que te atraviesan como a un globo para ver si tu bebé está sano y de paso ponen en peligro su vida, ya que están.
Pues no señora, me gasto mis buenos 700€ para hacerme la versión no invasiva de esa prueba ( por supuesto no cubierta por la Seguridad Social porque les mola mas clavarte la pica como a los toros ) y me paso un mes que ni dormía ni vivía ni respiraba de miedo esperando al resultado. ¿Y?: Pues que todo bien y, por cierto, es niña! Pero el mes jodido no me lo quita nadie. Mi angustia era tal que no podía ni ilusionarme por el embarazo de miedo a tener que interrumpirlo. De hecho de camino a la clínica me quedé tan helada que se me entumecieron las manos.

Siguiente prueba: una curvita de azúcar de nada. Te hacen ir en ayunas y te chutan vía oral una burrada de glucosa (que para tomar el equivalente con alimentos normales no os imagináis lo que hay que meterse). Luego a la hora te sacan sangre a ver si tu nivel de azúcar es elevado. Pues el mío salió elevado....

¿Solución? Fue guay: Me ponen sin hacerme ni una ecografía a una dieta de 1800 calorías hasta que me hacen la siguiente prueba, que fue tres semanas después. Me tienen todo este tiempo pasando hambre sin ni siquiera mirar si el bebé está bien, sin medirme el azúcar con medios mas normales como por ejemplo los pinchazos que usan los diabéticos, y además temblando de hambre y de miedo por lo que pudiera pasar. Pierdo kilo y medio en los primeros dos días y el resto hasta dos kilos en lo que quedó de tiempo hasta que me quedé pesando lo que a los tres meses de gestación, estando casi de seis.  Una noche lloré de hambre, porque llevo 40 años comiendo mas que cualquier hombre que haya conocido y tras la dieta me quedé en el chasis.
Al mes voy de nuevo a la tocóloga a por los resultados y sale bien..por supuesto. Eso si, la niña ha pasado de un percentil 63 a un percentil 37, o sea, al otro lado de la balanza. Yo pasé tres semanas con hambre y preocupación para nada una vez mas. Pero ellos tan tranquilos oiga!

La última fue también apoteósica, y es que van mejorando con el tiempo: Voy a la revisión mensual y como es habitual me sale la tensión alta. Empezó a salirme alta después del tema del azúcar porque ya voy al médico acojonada y aunque siempre tengo la tensión baja, se me sube al llegar a la tocóloga y luego me vuelve a bajar, por lo que me hacen esperar media hora tras la consulta y me la repiten.  Sin embargo en este caso, por desgracia, lejos de bajarme me subió después de esa media hora porque el padre de la criatura se pasó el rato culpándome porque me saliera alta, que si parecía boba, que ni que fueran a matarme, que él tenía que trabajar, etc, con lo que me puse aún mas nerviosa y me subió.

¿Y qué hicieron? Pues así sin mas ( y sobre todo porque se querían ir ) me enviaron al hospital de La Candelaria; si, uno que está a 70 kms y que de hecho es el único que hay para quienes vivimos en el sur de la isla, porque podía tener preeclampsia y poco mas o menos podíamos morirnos el bebé y yo tal que ya mismo.
Así que subí esa hora en coche, aguantándome las ganas de llorar de miedo y frustración y los morros de mi pareja, que ni me hablaba de la mala leche. Y así llegué al hospital, en tacones y ropa de oficina pensando que si salían mal las pruebas me sacarían a la niña tal cual, sin tener ni nombre, ni cuna, ni nada. Me metieron en una sala donde me pusieron una vía, me tumbaron en una cama con un tensiómetro automático y me pusieron unos registros alrededor de la barriga para controlar a la niña. Mis nervios iban en aumento a cada minuto, de puro miedo, así que pasó lo único que me faltaba, que empecé a tener contracciones.

Desde la cama escuchaba a las matronas decir que me iban a preparar los papeles del ingreso, porque como estaba con contracciones....Yo les decía que serían las de prueba, las que me habían explicado aquí en el sur, pero se quedaban mirándome pasmadas como si no supieran de qué les hablaba. Tras hora y media en esa situación llegaron los resultados y ¡sorpresa! estaba todo bien, vaya novedad. Nada de preeclampsia, nada de dilatación uterina, nada de nada y un mucho de mierda para los médicos.

Lo siento pero es así. Yo sigo igual, bien. He estado bien de principio a fin pero os puedo asegurar que a día de hoy detesto aún mas si cabe tener que ir al médico a "buscarme" enfermedades, que es a lo que voy en cada visita a la tocóloga. En 12 días tengo que volver, y me harán análisis de nuevo. Ya puede salirme la tensión como para salir volando, el azúcar como para endulzar el mar e indicios de virus del ébola, que voy a pasar de ellos soberanamente. Y sí! me tomo un helado porque tengo el azúcar bien, y como lo que quiero porque al lado de mis colegas de preparto parezco una sílfide. Y a pesar de mi actividad frenética no he vuelto a tener contracciones, da igual que me suba y baje de la silla diez veces para limpiar las ventanas o que me arrodille a pintar muebles o a fregar el suelo, como hoy.  Lo que me da contracciones es verle la cara a los médicos que se dedican a amargarme lo que debería ser la etapa mas dulce de mi vida.

Y al parto voy a llevar un machete, porque ya me lo veo venir......