miércoles, 3 de octubre de 2012

La vida es sueño

No es bueno que me guarde las cosas en la cabeza. Se me acumulan y parecen deteriorarse como la comida en un tupper. Y si las dejo demasiado tiempo directamente me intoxican la mente.

Puede que sea eso lo que me ha pasado, porque llevo una semana luchando conmigo misma  para que mi cerebro genere los pensamientos correctos, los que yo elijo, pero me está costando conseguirlo.

A veces me pregunto por qué escogí este camino tan duro. Bueno, me imagino la respuesta, pero aún así, a veces me lo pregunto.

Una vez tuve un sueño.....en realidad he tenido tantos......tantos de esos sueños llenos de mensajes en clave, mensajes hechos sólo para aquellos con mentes capaces de leer ese lenguaje especial. En el sueño del que hablo yo estaba sentada en un campo, formando círculo con otras personas a las que ni siquiera miré. Estaba muy enfadada, seguramente por las circunstancias personales que vivía en ese momento. Echaba mi rabia por la boca, llorando y gritando al mismo tiempo, preguntándole a un hombre anciano y sabio el por qué de todo lo que me ocurría. Me respondió varias cosas, con una paz infinita, sin reaccionar ante mi estado. Tengo sus palabras grabadas a fuego aunque como algunas no vienen a cuento, no las voy a compartir aquí. Sin embargo algo de lo que me dijo sí que os lo voy a contar. Ese hombre de ojos pequeños y sagaces me dijo que yo era sólo una pequeña hierba. Yo protesté, rabiando por haberme dotado de tan poca fortaleza y haberme dejado a merced del viento, y entonces él me recordó que los mayores árboles comienzan siendo tan sólo una pequeña hierba.

En aquel momento esto me sirvió de poco consuelo, porque estaba sufriendo sin remedio, en lo mas profundo de mi alma. Entonces aún no sabía que se puede dejar de sufrir y simplemente permitía que el viento me doblara y dañara, porque creía que el viento podía hacerme eso.

Ahora, después de no pocos huracanes, tengo un tallo mas fuerte y erguido, aunque aún joven y tierno, pero ya se donde está el cielo para poder crecer intentado alcanzarlo.

Yo creo en la reencarnación, entre otras cosas. Quizás la mía no es una creencia a lo clásico, imaginando una larga sucesión de vidas sin descanso arrastrando karmas y dharmas y qué se yo que mas! Yo creo en un plan, en un grupo de almas que vuelven juntas para ayudarse a crecer unas a otras representando su papel en esta especie de obra de penas y glorias llamada Vida. Y ahí me veo a mi, con quienes iban a ayudarme, añadiendo dificultades y pruebas a mi futura experiencia vital mientras algunas voces sabias me aconsejaban que aflojara un poco la presión....pero yo no, yo seguro que insistí, convencida de que podría! Podría soportar aquel dolor! Podría sobrevivir lejos del amor de los míos! Podría dejarme apalear por esos desgraciados! Podría......

Y así llegué a donde estoy ahora. La hierba mas tozuda del mundo....pero eso sí, muy convencida de todo lo que es capaz de hacer.

Tengo que decir que por suerte no me he decepcionado del todo. Los primeros quince años de mi vida fueron como un cuento, pero de verdad! Fueron como saltar entre nubes, o caminar sobre el arco iris. A esa edad entró el dolor en mi Vida. Yo no lo había conocido antes pero se quedó conmigo una larga temporada. Muuuuy larga. Y se ve que esta hierbita estaba demasiado tierna para enfrentarse a todo lo que me había preparado. Fui sorteando los obstáculos como pude al principio, con la ayuda de todo el optimismo que llevaba de recuerdo de mis primeros años...pero poco a poco mi fuerza se fue minando y me convertí en la antítesis de mi misma: Triste, enfadada, amargada, dolida, pesimista....y así me pasé años.

Un buen día la paz llegó a mi mente y poco a poco fui abriendo todas las puertas y ventanas de mi alma, y me sentí mejor, y mejor y mejor! Y la luz entró e iluminó todas las cosas buenas de mi que estaban llenas de polvo y herrumbre por la falta de uso. Y el tallo se irguió y fortaleció y aprendí que se puede elegir lo que se siente y lo que se piensa y que eso es el libre albedrío y que yo elijo el bien, elijo ser feliz, elijo hacer lo correcto, elijo mirar al cielo en lugar de al barro y ver siempre la botella medio llena.

Por eso estos días en que mi mente se rebeló y me hizo mirar a la oscuridad me asusté, me enfadé y sin saberlo volví a ser aquella chica asustada que le gritaba al mundo "¿por qué? ¿por qué?"

Pero quería escribir esto para no perder el norte y recordar que yo sí puedo, que yo crezco fuerte y que yo alcanzo las nubes, como el árbol sólido e imponente que algún día, en alguna vida, espero llegar a ser.

:-)