jueves, 11 de julio de 2013

Hasta volver a encontrarnos, pequeña mía

Mientras aparcaba la moto alcé la vista, como de costumbre, para buscar sus enormes ojos verdes entre las barras de la terraza, mirándome. Pero esta vez no estaban. Claro que no, tonta! -pensé.

Tampoco vino a recibirme a la puerta, como siempre hacía. Aún sentía su calor en mis manos, pero ella ya no estaba allí.

En menos de diez minutos creí ver su silueta negra tres veces, y un par mas la oí maullar, sabiendo que era imposible.

No hacía ni veinte minutos tuve el maldito honor de cerrar sus ojos, porque ella, genio y figura, murió gruñendo y con los ojos abiertos.

En realidad fue horrible. Yo esperaba algo mas bonito, mas tranquilo, tenerla entre mis brazos dándole mi calor mientras ella se dormía para siempre, pero no fue así. Mi pequeña fiera plantó batalla casi hasta el último suspiro. Ya sedada seguía gruñendo, aunque sin moverse. Dejadme en paz! No me toquéis! A vosotros no os quiero... Acaricié su cabecita mientras la inyección hacía su efecto. Me puse delante de ella para que mi rostro fuera lo único que viera y para que sintiera mi calor y mis palabras de cariño, quebradas por el llanto que contenía con tan poco éxito. Cuando ya murió, le di un último beso en la frente, como siempre hacía.

A ella lo que mas le gustaba era respirar en mi cuello. Se echaba sobre mi y metía su cabecita bajo mi mentón, cerrando los ojos mientras la acariciaba. Cuando tenía bastante, se levantaba y se iba. Y a veces volvía.

Durante 16 años he dormido escuchando su ronroneo. Siempre ha dormido junto a mi cabeza, ronroneándome. Si me despertaba en mitad de la noche ( cosa que puede pasar como veinte veces..), volvía a ronronear. Y así me dormía una y otra vez.

Nunca estuvo enferma. Sólo una vez, cuando tenía un año, tuvo un catarro. Luego nunca mas.

La veterinaria me dijo, quizás a modo de consuelo, que para su raza había vivido milagrosamente, tanto en duración como en salud. Sin embargo en una sola semana se la llevó una insuficiencia renal.

Pobrecita mía...

Aún camino con cuidado para no pisarla.

Durante los últimos 16 años ha sido mi relación mas estable, el ser que mas amor me ha dado, el bichito pequeño que me ha achuchado, arañado, provocado y sacado de quicio a partes iguales. Desde lo mas profundo de mi ser, le doy las gracias por todos estos años de amor, por sus ronroneos constantes, por sus mimos y abrazos, por sus juegos, por haberme querido y por haberme dejado quererla. Le doy las gracias a la Vida por haberme dado la oportunidad de recibir su amor y espero haber sido mínimamente digna de él.

También le doy las gracias a ella por haber tenido la delicadeza de irse en el momento preciso, y eso es algo que se va a quedar entre nosotras dos, pero de verdad Minnie, gracias infinitas. Espero verte en el otro mundo y si quieres, te dejo que te pases por esta, tu casa, cuando quieras. Espérame en el camino.

Qué pena, qué inmensa pena....