domingo, 13 de noviembre de 2011

Cumplidora

Si, y mucho!!!

Hace unos años me pasó una cosa que marcó un antes y un después en esto de la transparencia total.

Yo estaba saliendo con Steven y conocí a un chico que estaba interesado en comprarle una perrita. El chico se llama Iñaki. Me pareció muy guapo. Fue casi visto y no visto y tras venderle a la cachorra le perdí de vista. Como soy fiel a la antigua ni siquiera me planteé guardar su número de teléfono, pero cosas de la vida, tiempo después de haber roto con Steve me lo encontré. El chico me gustaba un montón, era vasco, alto, moreno, ojos azules y una cara preciosa, además era encantador y no tenía tapujos a la hora de mostrarme su interés. Yo estaba ilusionada. Un día, semanas después, me preguntó mi edad. Yo nunca la había ocultado pero no había salido en la conversación al igual que yo tampoco le había preguntado a él la suya.

Se la dije. Resultó que tenía cinco años mas que él.

No volví a verle. Nunca.

Tres meses después me envió un mensaje felicitándome las navidades y pidiéndome perdón por haber sido un cobarde, lo de la edad le había asustado y había reaccionado como un imbécil, según él mismo. Yo estaba dolida y pasé de él...y hasta hoy....no se ni siquiera si continúa en la isla o si se ha ido.

Desde ese día empecé a no decir mi edad. No miento sobre ella, simplemente no la digo...y ahora voy a explayarme un rato.

Puede parecer una chorrada pero la verdad es que es una putada que mi cuerpo y mi mente tengan tan poco que ver con los años que llevo sobre la tierra. No me siento identificada con esa cifra ni en lo físico ( salta a la vista el por qué ) ni en lo mental, porque ni lo que veo en el espejo ni lo que siento en mi interior se acercan ni por asomo a lo que se supone o se espera de ciertas edades.

El día que le dije a Iñaki mi edad yo no me volví cinco años mas vieja de repente. De ese día al anterior no había diferencia en mi, era la misma chica que le gustaba, la misma chica a la que él sonreía, la misma con la que pasaba las horas muertas  perdido entre risas, cafés y anécdotas. Exactamente la misma. Sin embargo su reacción me hizo sentir como si de repente mi sangre estuviera pocha, como si me hubiera arrugado ante sus ojos igual que las brujas malas antes de morir....y así fue, para él murió todo lo que había pensado de mi, sólo porque la cifra que ponía en mi DNI no era la que él esperaba.

Nací con la suerte de tener un cuerpo eternamente joven, y con la maldición de seguir sintiéndome por dentro tan niña y tan insegura como cuando tenía 15 años. Sólo soy una niña que ha aprendido a sobrevivir en el mundo, como un Pedrín cualquiera perdido en una sociedad en la que la gente percibe lo que le rodea de otro modo. A medida que voy cumpliendo años me voy dando cuenta de que en realidad todos somos eso, niños amaestrados. Algunos vivimos asombrados el cambio de un cuerpo que alberga nuestras aún verdes mentes y que se va haciendo torpe, lento y viejo cuando nuestras mentes aún son jóvenes y llenas de inquietud.

No se cómo viviré yo esos años cuando llegue a ellos, pero lo que si que no quiero es que un simple número me robe lo que aún tengo la oportunidad de vivir. No quiero volver a ver la confusión en los ojos de alguien a quien le gusto sólo porque mi edad le resulta inesperada. Si soy guapa cuando crees que tengo 30, tambien lo seré cuando sepas que no los tengo....así que por favor, que nadie me mida con esa vara porque yo soy mucho mas que mi edad......lo soy TODO sin ella. No quiero que nadie decida por mi lo que aún puedo o no puedo hacer, o con quien puedo o no puedo estar sólo por un dato numérico.

El mes que viene es mi cumpleaños. ¿Queréis saber cuantos cumplo?  Os lo diré:

LOS SUFICIENTES.

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