sábado, 24 de agosto de 2013

De petardos está el mundo lleno....

Qué lamentable, de verdad. 

Hay pocas cosas peores que un tipo desubicado que cuando bebe se vuelve tocón y baboso. Bueno, quizás un tipo desubicado que se vuelva tocón y baboso con sus compañeras de trabajo.

A mi es una cosa que me saca de quicio, porque es la típica situación en la que no puedes hacer nada "radical" porque vas a seguir viéndole la cara cada día y porque además, siempre podrá fingir que estaba borracho y no sabía lo que hacía. !Un asco vaya!

El hombre desubicado es un clásico de las relaciones entre sexos. El tontito que confunde simpatía con interés, amabilidad con complacencia, normalidad con insinuación. De toda la vida ha habido auténticos plastas a los que una se tiene que acabar quitando de encima a costa de su amistad, porque para mayor escarnio, además de aguantarle de desubicado, después tienes que aguantarle de despreciado.

Vamos, es como que una se levanta una mañana, sale con los compañeros de trabajo a tomar algo, y para cuando ha vuelto a casa se ha convertido, sin saberlo, en "esa zorra". Porque claro, cuando él quiere algo contigo eres dulce y tierna, pero en cuanto le rechazas eres una calienta braguetas. Y tu sin saberlo....

Hoy me ha pasado justo eso. Es una pena, sobre todo por mi, porque el lunes cuando vuelva a la oficina, seré oficialmente "una borde" y porque además me tocará sufrir ad infinitum las caras de mártir rechazado del susodicho, casado y con hijos para mas señas.

De hecho no es la primera vez que me pasa con él. Ni tan siquiera es la primera vez que a él le pasa con una compañera. Me consta que vamos varias ya. Lo dicho, lamentable.

¿Lo peor? La desagradable sensación de que te toqueteen cuando no lo deseas y la impotencia de no poder separarle la cabeza del cuerpo de una patada al que lo hace. ¿Lo mejor?  ... no hay nada mejor, o bueno, si, que me voy a mimir.

Buenas noches!






1 comentario:

  1. Lamentable, que al día de hoy siga habiendo babosos reprimidos.

    ResponderEliminar